El éxito de la nueva ola de los años 80 “I Melt With You” de Modern English plantea una pregunta engañosamente simple: si detuvieras el mundo, ¿se derretiría? Si bien poética, la letra invita a un análisis científico sorprendentemente riguroso. Resulta que la respuesta no es sencilla. Detener la rotación de la Tierra podría derretir partes de ella, pero no de la manera que la mayoría de la gente podría imaginar.
La energía necesaria para detener la Tierra
La clave está en comprender la energía cinética. El giro de la Tierra genera aproximadamente 2 × 1029 julios de energía rotacional, equivalente al consumo total de energía anual de nuestro planeta a lo largo de 500 millones de años. Para detener este impulso, sería necesario aplicar la misma cantidad de energía, una hazaña imposible sin consecuencias catastróficas.
Consideremos una comparación: el asteroide que acabó con los dinosaurios liberó unos 1023 julios. Para detener la rotación de la Tierra mediante impactos similares, sería necesario replicar ese evento casi un millón de veces. La devastación resultante superaría con creces cualquier desastre natural registrado en la historia.
Calor y puntos de fusión
Aplicar una energía tan masiva a la Tierra no sólo detendría su giro; generaría un calor inmenso. Derretir el planeta por completo requeriría alrededor de 3 × 1030 julios, lo que excedería la energía de rotación de la Tierra. Sin embargo, derretir sólo la corteza (donde existe la mayor parte de la vida) requeriría aproximadamente 1030 julios, lo que lo sitúa dentro del ámbito de lo posible. Incluso un derretimiento parcial destruiría los océanos y haría que el planeta fuera inhabitable.
Existe una alternativa: una desaceleración lenta utilizando millones de motores de cohetes durante milenios. Este método, aunque teóricamente posible, seguiría teniendo graves inconvenientes medioambientales y logísticos.
Velocidad orbital y vaporización total
Si “detener el mundo” significa detener la órbita de la Tierra alrededor del Sol, las necesidades energéticas se vuelven aún más extremas. Se necesitarían aproximadamente 3 × 1033 julios, suficientes no sólo para derretir, sino también para vaporizar todo el planeta. En este escenario, la letra del inglés moderno no es una hipérbole; es un eufemismo.
Conclusión
La pregunta planteada por “I Melt With You” no es sólo un experimento mental caprichoso. Destaca la enorme escala de energía involucrada en el movimiento planetario y las devastadoras consecuencias de alterar tales sistemas. Dependiendo de la interpretación, detener la Tierra podría llevar al derretimiento, pero más exactamente, resultaría en una destrucción generalizada y un cambio climático irreversible. La última línea de la canción, “Vi el mundo derrumbándose alrededor de tu cara”, es una predicción inquietantemente precisa del resultado.




















