Los científicos de la NASA están ideando una solución ambiciosa para estudiar una roca potencialmente innovadora en Marte: una lutita que contiene patrones intrigantes que podrían indicar vida microbiana pasada. Con el programa oficial de retorno de muestras de Marte estancado debido a obstáculos políticos y financieros, los investigadores están tomando el asunto en sus propias manos: están intentando recrear las características únicas de la roca en laboratorios ubicados en la Tierra. Este movimiento está impulsado por la urgente necesidad de comprender si los patrones observados en la superficie marciana son evidencia de organismos antiguos o simplemente el resultado de reacciones químicas no biológicas.

La enigmática roca de las cataratas Cheyava

La roca, denominada Cataratas Cheyava, fue descubierta por el rover Perseverance en el cráter Jezero, un antiguo lecho de lago que se cree que fue habitable hace miles de millones de años. Su superficie está cubierta de motas distintivas y formaciones en forma de anillo, descritas por los científicos como “semillas de amapola” y “manchas de leopardo”. Estas formaciones están incrustadas de materia orgánica, el componente básico de la vida tal como la conocemos, lo que generó una intensa especulación sobre la posibilidad de que hubiera vida marciana en el pasado.

Por qué es importante: El descubrimiento de la materia orgánica no es, en sí mismo, una prueba de vida. Los compuestos orgánicos se pueden formar a través de procesos geológicos. Sin embargo, los patrones específicos en las cataratas Cheyava se parecen mucho a los creados por la actividad microbiana en la Tierra, lo que hace que la cuestión del origen sea crítica.

Una carrera contra el tiempo: el enfoque basado en laboratorio

La misión oficial Mars Sample Return, diseñada para traer rocas marcianas reales a la Tierra para un análisis detallado, enfrenta retrasos indefinidos. Para evitar esperar al menos hasta 2040, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA están buscando una alternativa: replicar las condiciones de la roca en entornos de laboratorio controlados.

El plan consiste en crear lutitas sintéticas que imiten la muestra marciana y luego someterlas a diversos factores ambientales. Algunos serán esterilizados para descartar contaminación biológica, mientras que a otros se les inoculará microbios terrestres para observar cómo interactúan con los materiales. El objetivo es determinar si las “semillas de amapola” y las “manchas de leopardo” pueden formarse mediante procesos puramente geológicos o requieren intervención biológica.

La química detrás del misterio

Los patrones en las cataratas Cheyava están relacionados con reacciones de oxidación-reducción (redox) que involucran hierro y azufre. Estas reacciones son fundamentales para la vida, ya que proporcionan energía y protección a los organismos, pero también pueden ocurrir sin vida. La clave está en determinar qué vía es más probable que haya producido las formaciones observadas.

  • Vía geológica: Las altas temperaturas (más de 150 °C) podrían provocar las reacciones redox necesarias durante millones de años. Sin embargo, Perseverance no ha encontrado evidencia de un calentamiento tan extremo en Marte.
  • Vía biológica: Los microbios en la Tierra pueden catalizar estas reacciones a temperaturas mucho más bajas, lo que lo convierte en un escenario más plausible. La presencia de abundante materia orgánica en Cheyava Falls respalda aún más esta posibilidad.

El enigma: Ambas vías producen los mismos productos finales, lo que dificulta distinguirlas.

Recreando las condiciones marcianas en la Tierra

Los científicos están reconstruyendo meticulosamente en sus laboratorios las condiciones del antiguo Marte. Esto incluye simular la presión atmosférica, la temperatura y la composición química. Se están elaborando lutitas sintéticas con distintos niveles de materia orgánica, acidez y salinidad para replicar el entorno en el que se formaron las cataratas Cheyava.

Para garantizar resultados precisos, los experimentos incluirán:

  • Esterilización: Utilizando reducción microbiana por calor seco (DHMR) para eliminar cualquier microorganismo existente.
  • Inoculación biológica: Introducir microbios terrestres que se sabe que prosperan en condiciones similares.

La búsqueda de la confirmación independiente

Si bien los experimentos de laboratorio proporcionarán información valiosa, los científicos enfatizan la necesidad de evidencia adicional del propio Marte. Perseverance todavía está explorando activamente el cráter Jezero, en busca de otras rocas con firmas geoquímicas similares. Encontrar una corroboración independiente será crucial para fortalecer cualquier afirmación de vidas pasadas.

“No se quiere sólo una línea de evidencia. Se quiere algo completamente independiente que apunte en la misma dirección”, dice el geobiólogo Michael Tice.

El equipo de Perseverance reconoce que el trabajo que queda por delante es exigente, pero la recompensa potencial (una prueba definitiva de vida más allá de la Tierra) hace que valga la pena. La carrera para comprender las cataratas Cheyava ha comenzado, y es posible que las respuestas no se encuentren en Marte, sino en los entornos cuidadosamente controlados de los laboratorios de la Tierra.