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Calentamiento del Ártico: 20 años de cambios rápidos

El Ártico ha experimentado una transformación dramática en las últimas dos décadas, con tasas de calentamiento que superan el promedio mundial en un factor de dos. El último informe sobre el Ártico, publicado a finales de 2025, presenta un panorama sombrío: la región se encuentra en condición crítica y los cambios se están acelerando.

El hielo que desaparece

Desde el primer Informe Ártico en 2006, aproximadamente el 95% del hielo marino más antiguo y grueso ha desaparecido. Lo que queda se concentra al norte de Groenlandia. No se trata sólo de reducir la extensión del hielo; el propio Océano Ártico se está calentando y volviéndose más salado, alterando el intercambio de calor con la atmósfera e influyendo en los patrones climáticos globales. En la última década se han producido los diez años más cálidos registrados en el Ártico, lo que pone de relieve esta tendencia.

La disminución del hielo marino crea un circuito de retroalimentación: menos hielo significa que se refleja menos luz solar hacia el espacio, lo que provoca un mayor calentamiento y una mayor pérdida de hielo. Esto tiene consecuencias nefastas para la vida silvestre del Ártico, incluidos los osos polares y las morsas, cuyos hábitats están desapareciendo rápidamente.

Atlantificación y clima extremo

El Océano Ártico está experimentando una “atlantificación” (la afluencia de agua cálida y salada del Atlántico) que altera las capas oceánicas y los ecosistemas. Este calentamiento también contribuyó a la fuerza inusual del tifón Halong en octubre de 2025, que azotó Alaska con vientos huracanados, obligando a más de 1.500 personas a evacuar y devastando pueblos enteros.

Derritiendo el hielo terrestre y descongelando el permafrost

Los glaciares también están desapareciendo a un ritmo alarmante. Los glaciares de Alaska han perdido un promedio de 125 pies verticales desde mediados del siglo XX. La capa de hielo de Groenlandia sigue contribuyendo al aumento del nivel del mar, incluso si las tasas de derretimiento variaron ligeramente durante el año pasado.

El Ártico se está volviendo más húmedo, con una disminución significativa de la capa de nieve en junio (ahora la mitad de lo que era hace 60 años). Además, el deshielo del permafrost libera carbono atrapado a la atmósfera, lo que exacerba el cambio climático. Este deshielo también introduce hierro y otros metales en los ríos, volviéndolos anaranjados y aumentando la toxicidad para los ecosistemas locales. El bioma de la tundra se está reduciendo a medida que los bosques boreales se desplazan hacia el norte, alterando aún más el equilibrio ecológico.

El rápido calentamiento del Ártico no es sólo una crisis regional; es una advertencia global. Los cambios observados en las últimas dos décadas son una clara indicación de la aceleración de la crisis climática, con implicaciones para los patrones climáticos, los niveles del mar y los ecosistemas en todo el mundo.

El destino del Ártico está indisolublemente ligado a la salud del planeta. Los cambios en curso sirven como un claro recordatorio de la urgencia que se necesita para abordar el cambio climático antes de que se produzcan daños irreversibles.

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